
¿Queréis que os confiese un pequeño defectillo que tengo?… Bueno, depende de por el lado que se mire también puede ser una virtud, pero la menda que escribe semanalmente en este blog se confiesa como una obsesiva de la limpieza. Siiiii, me ponen nerviosa las marcas de manos en las puertas de mi maravillosa cocina brillante, también las gotas de agua que se quedan en el espejo del baño y ya no os digo nada las del lavabo. Diariamente tengo que pasar la escoba en casa y llamarme loca pero siempre sale un montón de mierda (con las matas de pelo que quito todos los días podría hacer una peluca al mes). Pero sobre todo tengo obsesión con mis dientes; cada vez que como tengo que lavármelos y por supuesto que desde bien pequeña mi hija también ha adquirido esa costumbre (bueno vale, se la he implantado yo casi a la fuerza).

Bueno en realidad esto es lo que ha pasado con el chupete, que ha quedado guardado en la cajita de los recuerdos de Aitana, pero la versión oficial es que lo tienen los patos del parque. Este, junto 