
Disciplina positiva; cómo educar sin gritos o por lo menos intentarlo
¡Aitana, que vengas aquí ahora mismo! ¡Que te he dicho que te laves los dientes de una puñetera vez! ¡O comes o te vas castigada a la cama! ¡Si esta tarde te portas bien, luego a la noche te dejo la tablet para ver Frozen!
Hasta hace no mucho estos eran los recursos que yo utilizaba en casa para intentar que mi hija me hiciera un poco de caso. Los gritos, las amenazas y los chantajes eran algunas de mis armas cuando la situación se ponía tensa y aunque muchas veces conseguía que mi hija hiciera lo que YO quería, lo cierto es que después me quedaba mal cuerpo porque sabía que no lo estaba haciendo bien del todo. Después de cuatro años de maternidad y dos hijos a mis espaldas, puedo decir que la paciencia ha aumentado un 2000% en mí, pero muchas veces me iba a la cama con la sensación de que seguía siendo una @malamadre por como gestionaba los berrinches de mi hija.