
Si, si, habéis leído bien, le hemos dicho adiós a la guarde. Después de darle muchas vueltas y ver como la conciliación sigue siendo un mito en nuestro país, hemos decidido que lo mejor es quedarme en casa para cuidar de la enana. Los últimos meses no nos salían las cuentas; muchas horas fuera de casa (tanto la niña como yo) y al poco dinero que ganaba le tenía que restar el gasto que suponía dejar a la nena en la guarde. Después de unas semanas duras en las que a penas veía a mi hija una hora al día, hemos decidido que después de siete meses lo mejor es poner punto y final a esa etapa y volver a disfrutar de la maternidad sin la presión de los horarios y el cansancio acumulado. Por esto quiero aprovechar el post de hoy para hablaros de mi experiencia en el mundo de las guarderías (o más bien de la experiencia de la enana), daros mi opinión y si me lo permitís, también algún que otro consejo.
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