
Ir a pasar un día en la nieve en familia siempre es un buen plan y si además aprovecháis para pasar el fin de semana entero fuera de casa, se puede convertir el plan perfecto. No os voy a engañar, preparar todo el tinglao para dos días y que los resacosos estuvieran alteradisimos por la emoción no hizo que la salida fuera todo de color de rosa. Hubo estrés, algún grito y momentos desesperantes porque estaban tan emocionados que nos costaba mucho relajarlos, pero lo cierto es que el fin de semana que pasamos en el Valle del Roncal mereció la pena. Nieve, visita obligada a Otsagabia, una ruta apta para niños por los alrededores de Isaba y una buena comida en Lumbiere hizo de esta escapada un plan perfecto de fin de semana
Larra-Belagua
Si vosotros también estáis pensando en disfrutar de un día de nieve en familia por la zona norte de navarra, aquí os voy a dejar algunos consejos y recomendaciones que os harán mucho más llevadero el viaje.
Antes de empezar nuestra aventura de fin de semana estuvimos buscando algún lugar para ir a pasar un día en la nieve y que no estuviera muy lejos de casa. Estuvimos mirando la zona de Jaca, donde ya hemos estado en muchas ocasiones, pero nos apetecía cambiar un poco y por eso decidimos ir al Pirineo Navarro.
Antes de la frontera con Francia, se encuentra el valle pirenaico de Belagua, una zona perfecta para disfrutar de la naturaleza, tanto en verano como en invierno. Estando allí descubrimos que hay numerosas rutas par realizar de forma diferente dependiendo de la estación del año, pero a lo que íbamos nosotros era a disfrutar de la nieve, algo que por supuestísimo también nos permite esa zona del norte de navarra.
Justo en la parte más alta, a unos 1700 metros de altitud se encuentra la pista de esquí nórdico de Larra-Belagua. Nosotros íbamos un poco sin rumbo, habíamos buscado sobre alguna zona buena para tirarnos con el trineo con los niños, pero como no habíamos encontrado nada, íbamos a ver si por el camino encontrábamos algún lugar que nos convenciera.

Llegamos al parking del Centro de eskí nórdico de Larra-Belagua y dejamos allí el coche para buscar algún buen sitio para pasar la mañana. No tuvimos que buscar mucho porque justo al lado de la zona en la que se dejan los coches hay unas colinas perfectas para poder bajar con el trineo. Nosotros solíamos practicar snow y nos llevamos la tabla por si acaso y la verdad fue un acierto, porque las cuestas eran perfectas para hacer pequeñas bajadas y quitarnos un poco el «mono», eso si, terminamos quemadísimos de tanta subida y bajada.


Lo bueno de aparcar cerca del Centro de esquí es que si os cansáis podéis acercaros hasta él por si necesitáis ir al baño o si queréis tomaros algo calentito, porque tienen una cafetería y además hay un parque para los más peques. Para nosotros fue también una experiencia nueva y los resacosos la gozaron disfrutando en un parque que estaba lleno de nieve.

Isaba y la ruta de la cueva de Ibon
Pasar un día en la nieve con dos resacosos puede ser agotador, por eso nosotros decidimos coger un alojamiento en algún pueblo de la zona para poder descansar después de ir a la nieve y también para aprovechar y hacer otras cosillas. El pueblo que elegimos fue Isaba, una localidad pequeña, pero con mucho encanto, que se encuentra tan solo a unos 30 kilómetros del Centro de esquí.
Aparte de elegir ese pueblo porque estaba bastante cerca de la zona donde podíamos ir a disfrutar de la nieve, lo hicimos porque vimos que en los alrededores había bastantes rutas sencillas para hacer con niños. Un fin de semana no da para mucho, por eso nosotros elegimos hacer una de las rutas más sencillas, la de La cueva del Ibón – Horno de tejería.
Desde el pueblo se puede ir caminando por un sendero, pero empezar la ruta desde allí nos parecía bastante largo para que el resacoso de tres años aguantara, por eso fuimos directos al parking de la cueva, que está justo en la carretera que va hacia la estación de Larra-Belagua, a unos 3 kilómetros de Isaba. Una vez allí llegar a la cueva es muy sencillo, tan solo hay que cruzar el puente de Otsindundua y enseguida llegáis a ella.
Si os apetece caminar un poco más y hacer una pequeña ruta muy sencilla, podéis coger un sendero que sale a la derecha de la cueva y por el que si seguís uno 400 metros veréis un cartel que os indica como llegar hasta el Horno de Tejería. Son poco más de 1,5 kilómetros que transcurren por el margen del río, todo en llano y que os llevan a una zona en la que hay un horno y unos carteles informativos donde nos cuentan como era el proceso que allí realizaban para hacer tejas.
A lo largo del sendero hay varias desviaciones, que te marcan otros puntos interesantes que visitar, pero nosotros hicimos el recorrido de ida y vuelta de la cueva al horno que en total eran poco más de 3 kilómetros porque el día de nieve nos había dejado muertos. Pero en el pueblo nos habían comentado que la ruta circular de Artikomendia era muy recomendable. Son unos 6 kilómetros que nos llevan del pueblo a la cueva y de allí a la cascada de Belabarze, que aunque nosotros no fuimos a visitarla, nos dijeron que merecía la pena.







Otsagavia y el Valle del Roncal
Pasar el fin de semana en el Valle del Roncal es todo un acierto, porque en pocos kilómetros puedes disfrutar de la nieve, de la naturaleza, de la gastronomía y de la historia. La zona es conocida por la gran explotación de la madera, pero también por la producción de quesos con denominación de origen. Cada pueblo del valle conserva la historia entre sus calles y en cada uno de ellos podemos ver como el paso del tiempo no ha conseguido borrar el encanto que tienen.
De todas las localidades de la zona nosotros decidimos visitar el pueblo de Otsagabia, además de el de Isaba (donde nos alojamos). Llevábamos tiempo queriendo ir a visitarlo y no nos decidíamos por el tiempo, pero en esta ocasión nos acercamos hasta allí a pesar del frío. La primera parada fue la oficina de turismo de la localidad, donde además se encuentra el Centro de Interpretación de la naturaleza, un lugar muy bonito para visitar con los niños. A demás de conocer la flora y la fauna de la zona, pudimos interactuar en algunos paneles con sonidos e imágenes y los resacosos se lo tomaron como un juego más dentro de nuestro viaje. Pero el verdadero encanto de la localidad está en sus calles. Un pueblo de esos que llaman «con encanto», donde sus suelos empedrados y sus casas de construcción típica del pirineo, nos recuerdan que en esa zona el tiempo pasa lentamente. Nosotros fuimos por la tarde y pudimos ver anochecer y la verdad es que si de día el pueblo es bonito, por la noche adquiere un aspecto mágico incomparable.
Resumiendo; un fin de semana de nieve en el Pirineo Navarro en el que pudimos tirarnos en trineo cerca del centro de esquí nórdico de Larra-Belagua. Visitas obligadas a los pueblos de Isaba y Otsagabía. Una ruta cortita a pie apta para peques para disfrutar de la naturaleza de la zona y como broche final, una parada en Lumbiere (un sitio del que también os hablaré pronto) para disfrutar de una buena comida.
Corto pero intenso resacos@s y si vosotr@s también decidís hacer una escapada como esta contarme que tal os va.
¡Un saludo resaco@s!
Si buscan un buen plan familiar escápate a algún lugar donde aun haya nieve y diviértete con tus niños y seres queridos. Alquila tu equipo de esquí, snowboard o trineos y lánzate por las pistas a toda velocidad.
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