Parece mentira lo rápido que pasa el tiempo, cuando nació Aitana hace menos de dos años, ni pensábamos en este momento, o más bien nos parecía que era algo que nos quedaba muy lejos todavía. Pero sin darnos casi ni cuenta se han acabado las vacaciones (bueno, las de mi marido y la niña, porque yo este año no he coincidido con ellos), y de repente nos hemos plantado en septiembre y con este mes nos hemos plantado también en el comienzo del curso.
En el País Vasco l@s niñ@s empiezan a ir a la ikastola (colegio) desde los dos años, por eso nuestra enana ha comenzado a ir a clase esta semana. Otra etapa nueva que esperamos disfrutar junto a ella y de la que os quiero hablar en el post de hoy.
Periodo de adaptación
Esta semana hemos empezado con el periodo de adaptación, un proceso que en principio tiene que durar todo el mes de septiembre, pero que yo espero que no se alargue tanto. El primer día l@s niñ@s y los padres estuvimos juntos en la misma clase, el segundo y tercer día nos quedamos fuera y ell@s entraban y salían a enseñarnos todas las cosas que encontraban en ese nuevo espacio. El cuarto día cerramos la puerta, dejándolos dentro y aunque algun@s niñ@s lloraron bastante, yo me llevé una sorpresa cuando al abrirla la rati estaba entretenida jugando a las cocinitas. El quinto día el profe me dijo que veía preparada a Aitana para dejarla sola, pero en cuento le dije que me marchaba empezó su chantaje emocional soltando algunas lagrimillas y no pude irme. Cuando le dije que me quedaba dejo de llorar, entro en clase y ahí estuvo toda la hora jugando y bailando sin para. El profe me ha dicho que el lunes vamos a probar otra vez porque cree que llorará unos minutos cuando me vaya y luego estará bien. Mañana os contaré si he podido escaparme o si vuelve a hacerme chantaje emocional para que me quede fuera de la clase viendo como ella se lo pasa en grande.
En estos días he sacado dos conclusiones: 1. La rati prefiere ir a su rollo y jugar sola, (aunque cada vez veo que se acerca más a sus compañeros). 2. Ha hecho de la mesa de tareas su sitio ideal; se pasa largos ratos sentada pintando, jugando con la plastilina y pegando pegatinas.
Los mayores temores
Todavía es pronto para saber si la rati estará a gusto (que seguro que lo estará) con sus nuevos compañeros y con su profe, o lo que nos deparará este nuevo curso, pero nosotros, o por lo menos yo, ya tenemos en mente unos temores a los que seguramente tengamos que enfrentarnos en los próximos meses. El primero son los virus y creerme que se de que os hablo, porque el año pasado en la guardería fueron nuestros compañeros de viaje casi todo el curso. La niña estuvo enlazando una enfermedad tras otra y nos dio la sensación de que nunca terminaba de estar bien del todo, y tal vez por eso es lo que más tememos en este momento.
Otro de los temores que nos ronda por la cabeza y al que todavía no nos hemos tenido que enfrentar es el de los piojos. Cuando yo era pequeña la peina y el vinagre me acompañaban un mes si y otro también y la verdad que no tengo muy buenos recuerdos de esa etapa. Mirando el lado bueno, si llega el momento, sabré reconocer fácilmente a los «visitantes» de la cabeza de mi hija y cómo puedo acabar con ellos. Aunque dicen que mejor prevenir que lamentar, y yo por eso ya he comprado un champú especial del que tengo intención de hablaros en unos meses, para ver si funciona o no.
Que esperamos de esta nueva etapa
Con temores o sin ellos, esta nueva etapa ya ha arrancado y nosotros estaremos a su lado en los próximos meses viendo su evolución. Lo que esperamos de su experiencia en el cole es que haga muchos amigos, que aprenda muchas cosas nuevas, que vaya encantada y que a la salida nos reciba con muchos besos y abrazos. Que nos cuente todos los días lo bien que se lo ha pasado y sobre todo esperamos verla feliz, porque si ella sonríe, nosotros sonreímos con ella.
Y vosotr@s papis y mamis que también os enfrentáis a estos primeros días de cole en la vida de vuestr@s hij@s, ¿Qué esperáis de esta nueva etapa? ¿Cuáles son vuestros mayores temores?