Que la maternidad te aporta cosas muy buenas es sabido por todos, pero también cosas molonas que te hacen fardar delante de los demás; cosas como pasear a tu bebé con un carrito molón, comprarle ropita molona o despertarte todas las mañanas con la mejor de las sonrisas. Para todos aquellos que me decían que tenía que ser más positiva y hablar de las cosas buenas de la maternidad, aquí tenéis un post enterito de cosas chulas. Porque ser mamá mola mucho.

El carrito molon

Una de las cosas que más me gustan de la maternidad es salir a dar paseos con la enana en el carro. Antes de ser madre ya cogía los carritos de mis amigas porque me sentía importante, y ahora que el carrito es el de mi hija con más razón. Mola llevarlo con una mano y fardar de mami moderna con un carrito molón, incluso cuando alguien quiere llevarlo hay una fuerza que nace de tu interior y hace que las manos se te queden pegadas al manillar y te apetece decir: ¡quita bicho!.

Y vas tu con tu carrito molón por la calle cuando ves otros carritos más molones que el tuyo y se te escapa «la mirada inquisidora». Aunque esa no es tan peligrosa como «la mirada envidiosa», la que aparece cuando tu amiga embarazada te dice que quiere comprarse un carrito más molón que el tuyo, sobre todo si es el que está de moda. Ahí solo te quedan dos opciones; o le pones la excusa de que es carísimo para intentar que no se lo compre, o le animas a que si lo haga para mangárselo de vez en cuando y fardar del carrito molón de tu amiga.

Haces de personal shopper

Da igual si es niño o niña, ahora hay cosas tan chulas en las tiendas para los recién nacidos que puedes volverte loca eligiendo modelitos para tu retoño. Que si este vestidito es precioso, que si estos vaqueros combinan super bien con esta chaquetita… vamos que puedes jugar a las muñecas todos los días y nunca te vas a cansar. En este punto os tengo que hacer una pequeña confesión; si yo normalmente me pruebo varios modelitos hasta que doy con el que más me convence, con mi hija hago lo mismo. En ocasiones la he cambiado hasta tres veces porque no terminaba de convencerme lo que le había puesto. Lo peor de todo es que los bebés crecen muy rápido y cuando ya has encontrado la combinación de ropa perfecta, resulta que le queda pequeña. Bueno eso tampoco es problema, siempre nos quedará irnos de compras, porque al igual que nosotras, nuestros retoños no tienen nada para ponerse aunque tengan el armario lleno.

Miniyo

Otra de las cosas molonas de ser madre es que podéis fardar de que vuestros hijos son igualitos que vosotras, de que tenéis un miniyo que os acompaña a todos lados. Ese no es mi caso, porque mi hija ha salido más al padre que a mí, por no decir que no tiene nada mío, por eso me las he ingeniado para conseguir convertirla en mi miniyo. Llamarme friki, pero ¡me gusta tanto vestirnos igual! A ver, que no son todos los días, no os penséis que salimos de casa todas las mañanas como gemelitas, pero de vez en cuando veo una combinación de ropa igual que la que yo llevo ¡y me apetece tanto vestirla como yo!. Así me quito la morriña de que mi hija no se parezca nada a mí.

Se agudizan tus sentidos

Desde que soy madre he notado que me pasa una cosa bastante molona y es que tengo los sentidos del olfato y del oído superdesarrollazos. Que tu hijo llora, lo vas a oir aunque haya mucho ruido a tu alrededor y que decir del olor a pis y caca, con un niño en casa te harás un experto en olores. A mí además se me ha desarrollado un sentido que no sabía ni que existía; el sentido del estar alerta. ¿No os ha pasado alguna vez que percibís como peligroso aquello que antes ni os habíais dado cuenta de que existía? O cuando vais solos por la calle y suena el claxon de un coche o alguien chilla, ese sexto sentido os hace mirar hacia el lugar de donde procede con una mirada de: ¡te mato como sigas haciendo ruido! e inmediatamente después giras la cabeza en busca de tu hijo para ver si se ha despertado, y con cara de boba te das cuenta de que no está contigo.

Tu eres su punto de seguridad

Pero la maternidad no solo te aporta cosas materiales molonas, también hay otras cosas que nos dan nuestros nenes y que hacen que se nos caiga la baba. Una de ellas es ver que quieren estar a nuestro lado continuamente y que, aunque son muy pequeños ya saben que somos una persona importante para ellos y no quieren separarse de nosotros. Todos los niños tienen la típica etapa en la que empiezan a extrañar a la gente, y aunque queremos que nuestros hijos se relacionen con otras personas sin montar una escandalera, lo cierto es que cuando les coge alguien a quien no conocen y se ponen a llorar con cara de pánico son muy graciosos. No me digáis que cuando se van con otra persona y empiezan a buscaros con los brazos no se os ablanda el corazón… son tan monos… Ahí ves que, aunque sea tan pequeñito, ya sabe que tu eres su punto de seguridad y te das cuenta de que esa es una de las cosas más maravillosas que te aporta la maternidad.

Sonrisas mañaneras

Pero si tengo que quedarme con una cosa en especial entre todas las cosas molonas, me quedo con las sonrisas mañaneras de la enana. En serio, no se como todas las mañanas puede despertarse con esa sonrisa que alegra el día a cualquiera. Ya podemos pasar la noche en vela, que por la mañana se que me esperan esas carcajadas tan bonitas. Nunca había visto a nadie que tuviera tan buen despertar, y aunque muchas veces empieza a llorar para llamar nuestra atención, en el momento en el que entramos en su habitación y nos acercamos a su cuna, ella nos regala la mejor de sus sonrisas, esa que me sirve para aguantar todo el día junto a ella.

Y vosotros ¿Cuáles creéis que son las cosas más molonas de la maternidad?